8 abr 2010

Pizza en pijamas

“Vamos por pizza tengo hambre” me dijo mi roomie el último día del crucero cerca de las 3 de la mañana.

“Órale, pero así como estamos me da flojera volverme a cambiar.” Ya estábamos en pijamas.

Después de estar toda una semana en vestidos de noche y vestidos de playa, pintada y peinada, arreglada los 7 días en el barco, el último día nos fuimos en pijamas al café del 5to piso, donde las 24 horas había pizza, galletas, té y café.

Las 3 de la mañana, como se imaginarán, es una hora muy concurrida para la pizza. Y debíamos esperar en fila para que saliera la siguiente, ahí parada, me voltea a ver un chavo, “¿Andrea verdad?”

“Si.”

Lo cierto es que no tenía ni la más remota idea de su nombre ni de dónde había sacado el mío…

Estuvimos platicando por escasos minutos, yo lo había visto hace rato en el casino jugando ruleta, y no parecía haber tenido naada de suerte. Cosa que le comenté. Salió la pizza, la tomamos, me despedí y me fui.

En camino de regreso al cuarto, mi roomie y yo nos íbamos riendo de como el chavo guapo que había visto hace rato me saludó, y yo, en pijamas. Y entonces, nadamas porque sí le dije vamos por otra rebanada. Y nos regresamos por otra de pepperoni. Y me volvió a sonreír.

A todos nos encanta que algo así pase, que alguien que ya habías visto te preste atención, pero lo mejor de todo, fue que no me sacó plática con mi vestido que me hace buen cuerpo y mis tacones altos y estilizados, sino en mis pijamas (por si las dudas: mis pijamas son muy cómodas: traducción cero sexys).

No soy de esas que les da pena muchas cosas, a veces hasta me enorgullezco, de mostrar un lado que no muchos están dispuestos a enseñar (las pijamas no son muy radicales, pero es un decir…) Pero les prometo que caminar en pijamas por donde todos siguen arreglados te genera una sonrisa y un gran sentimiento de libertad. Creo que empezaré a llevar pijamas a todos lados…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Veo que te gustan los encuentros fortuitos. A mi también. Aunque creo que cada persona los atrae, a veces como si fueran un imán.
A mi hace mucho que no me ocurre uno de esos. Seguiré esperando jajá.

Además, pizza y té las veinticuatro horas del día, en el quinto piso, en pijamas, ¿qué podría salir mal?

Imagínate, quizá algún día te vea en un sitio cualquiera, en la fila para 'algo' y te dija: ¿Andrea?

andreapetz dijo...

¿y que debería responder yo, si tal evento llegara a suceder?
no esperes los eventos fortuitos, no les gusta ser agendados.

Anónimo dijo...

Quizá podrías responder: ¿Cómo tomas el té?